Plaza del Obradoiro

Nos situamos en la plaza del Obradoiro, la más emblemática de Santiago. Una vez allí podemos admirar la gran fachada barroca de la catedral. Otros tres edificios le dan réplica: Justo enfrente, la clasicista sencillez del pazo de Raxoi, neoclásico del siglo XVIII. En el lado norte se sitúa el Hostal dos Reis Católicos, edificio plateresco del siglo XVI, hospital de peregrinos en su origen. Frente al Hostal está el pazo de San Xerome, antiguo colegio residencial de estudiantes y hoy sede del rectorado de la USC.

Plaza del Obradoiro desde el colegio de San Xerome. A la izquierda, el Pazo de Raxoi; enfrente, el Hostal dos Reis Católicos; a la derecha, la Catedral
Plaza del Obradoiro vista desde el pazo de San Xerome. A la izquierda, el Pazo de Raxoi; enfrente, el Hostal dos Reis Católicos; a la derecha, la Catedral

LA CATEDRAL

  • La Fachada del Obradoiro

Llamada así por la prolongada presencia de los talleres de canteros (obradoiros en gallego) que se afanaron durante casi 100 años en la construcción de este gran telón barroco de los siglos XVII y XVIII.

Facha del Obradoiro, la más simbólica de la catedral
Facha del Obradoiro, la más simbólica de la catedral

Hasta ese entonces, la fachada oeste de la Catedral se componía de dos torres románicas de robustez cúbica y altura desigual, y una bella portada doble dedicada a la Transfiguración de Cristo. Sus puertas, abiertas día y noche, dejaban el gran Pórtico de la Gloria al descubierto y visible desde el descampado.  

El mayor cambio se introdujo desde 1650. Las remodelaciones barrocas supusieron la renovación total del exterior de la catedral. Las cuadrillas de Peña de Toro, Domingo de Andrade y Casas y Novoa fueron cogiendo el relevo para erigir la compleja fachada principal de la Catedral y sus esbeltas torres.

Los 74 metros de altura de las torres se alcanzaron en 1747, cuando el arquitecto Fernando Casas y Novoa decidió elevar e igualar ambas torres con sus esplendorosos remates barrocos. La Torre de las Campanas, a la derecha, y la Torre de la Carraca, a la izquierda, confieren a la fachada un fuerte efecto vertical de ascensión a los cielos.

En 1750 se elevó a lo alto la estatua de Santiago Peregrino que preside el tríptico, flanqueado por ángeles que portan las cruces de Santiago. Más abajo los discípulos Atanasio y Teodoro custodian el sarcófago.

En la fachada, así como la práctica totalidad de la Catedral, se han llevado a cabo exhaustivos trabajos de restauración para eliminar las humedades y la suciedad de las piedras. A continuación unas fotos en las que se muestra perfectamente el resultado final en la torre de «La Carraca» tras la retirada de los andamios, los cuales se han retirado completamente a finales del 2019 tras varios años de trabajo.

  • Pórtico de la Gloria

La entrada oeste de la Catedral fue rematada en el año 1188 con la obra cumbre de la escultura románica: el Pórtico de la Gloria.

Imagen desde un lateral del Pórtico de la Gloria

El Pórtico debe ser entendido como un conjunto simbólico de la Jerusalén Celeste formado por la cripta inferior, el propio pórtico de tres arcos y la galería de la tribuna, en la parte superior del templo, equivalentes a la Tierra, el Juicio Final y la Gloria

Este soberbio conjunto de tres arcos, esculpido por el Maestro Mateo en sólo 20 años, dota al atrio del templo de un poderoso simbolismo cuya lectura engarzaba con la de las restantes fachadas exteriores. Más de 200 figuras de granito, tan vívidas y expresivas como no se habían representado nunca en la Edad Media, interaccionan como en un cuadro animado para componer un mensaje teológico centrado en la Salvación del Hombre.

El Pórtico, además, debe ser entendido como un conjunto simbólico de la Jerusalén Celeste formado por la cripta inferior, el propio pórtico de tres arcos y la galería de la tribuna, en la parte superior del templo, equivalentes a la Tierra, el Juicio Final y la Gloria.

  • Santiago Apóstol
  1. El Altar Mayor: En el altar mayor tienen lugar la Misa del peregrino, todos los días a las 12, y los rituales que cumplen los fieles en la Catedral. Subiendo por las escaleras al camarín, los visitantes siguen la costumbre de dar un abrazo al Santiago sedente con esclavina de peregrino, figura románica del s. XIII, y admirar la vista de la nave principal. 
  2. Reliquias: Seguidamente es tradición bajar del camarín para visitar las reliquias del Apóstol Santiago y sus discípulos Atanasio y Teodoro en el pequeño mausoleo subterráneo. Esta zona de culto, la más antigua de la Catedral, corresponde al panteón romano original, que había sido cegado en el s. XII por el arzobispo Gelmírez.  En 1879, durante las excavaciones arqueológicas del templo, las osamentas fueron redescubiertas en el trasaltar. Tras la certificación papal de su autenticidad, las reliquias del Apóstol se colocaron en una urna de plata cincelada del s. XIX y el sepulcro adquirió su aspecto actual.

Sepulcro del Santiago Apóstol

  • Las cubiertas

Tras el ascenso por las estrechas escaleras de la torre, aparecen las impresionantes cubiertas escalonadas de la Catedral, que se recorren en toda su extensión. Este cielo de piedra ofrece la oportunidad única de entender las distintas etapas de construcción del templo; tener sus torres, cúpulas y pináculos al alcance de la mano y gozar de inmejorables perspectivas sobre las plazas monumentales. A 30 metros por encima de la Plaza del Obradoiro y con un campo de visión de 360 grados, la mirada se desliza por los tejados y se pierde en los montes circundantes en una visión inolvidable.

Vista de la parte de atrás de la fachada del Obradoiro, desde los tejados de la catedral
Vista de la parte posterior de la fachada del Obradoiro, desde los tejados de la catedral
  • El Botafumeiro

El Botafumeiro es el enorme incensario usado desde la Edad Media como instrumento de purificación de una catedral en la que se apiñaban las multitudes. Hoy, 800 años después, sigue maravillando a los presentes cuando, tras la Comunión, suena el Himno del Apóstol en los órganos barrocos y este portento de la física comienza su asombroso recorrido pendular frente al altar mayor, para elevarse hasta casi rozar la bóveda del transepto.

Botafumeiro de la catedral en reposo
Botafumeiro de la catedral en reposo

Para ponerlo en movimiento se necesitan ocho hombres, llamados ‘tiraboleiros’, que lo traen de la Biblioteca cargado de incienso y carbón. Tras atarlo a la maroma que pende frente al altar mayor con tres gruesos nudos, lo bombean tirando con fuerza y precisión cuando se halla en el punto más bajo de su recorrido. De esta forma el Botafumeiro alcanza en sólo minuto y medio una velocidad de 68 kilómetros por hora y llega a formar un ángulo de 82 grados.

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